Si bien es cierto que las torrijas cuentan con una fama milenaria en casi todo el territorio de la península ibérica, especialmente en la época de cuaresma y Semana Santa, lo cierto es que en la Región de Murcia forma parte de la gastronomía típica. De hecho, este dulce se trataba de un postre de lo más socorrido surgido del ingenio ahorrador de nuestros antepasados. El paso del tiempo, no obstante, ha cambiado la receta diaria de las torrijas por su aparición en fechas especiales, como la Semana Santa.
Es por ese motivo que hoy queremos poner en valor las deliciosas y tradicionales torrijas, cuyo increíble sabor se está perdiendo poco a poco, como decimos, bajo el inclemente paso del tiempo. Debemos actuar como diligentes protectores de la rica herencia gastronómica de nuestros antepasados con el objetivo de no perder parte de la esencia de la Región de Murcia.
Tal y como sucede con otros tipos de masas para freír, como los churros, los buñuelos o el pan para las tortas fritas, las torrijas precisan de abundante aceite de oliva con el objetivo de conseguir las sencilla pero deliciosa masa tostada y crujiente por fuera y jugosa por dentro.
Receta de las tradicionales torrijas
Ingredientes
- Pan duro
- Leche
- Huevos
- Ramita de Canela
- Corteza de limón
- Azúcar
Modo de elaboración
Según la cantidad de pan que dispongamos para hacer las torrijas, adecuaremos las medidas del resto de los ingredientes. En cuanto al estado idóneo del pan, lo mejor es que esté un poco duro y de ninguna manera tierno, ya que no podría aguantar ser empapado en leche y se despedazaría antes de meterlo en la sartén.
La leche, ingrediente protagonista para darle el toque jugoso al postre, puede aromatizarse con unas cáscaras de limón, una ramita de canela y una pizca de azúcar que introduciremos en la olla destinada para hervir la leche.
Una vez que hayamos dejado enfriar la mezcla durante un rato, tomaremos una fuente en la que colocaremos el pan y verteremos la leche cuidando de cubrir bien las rebanadas dispuestas en el fondo; este punto es esencial para que el resultado sea un postre jugoso, si no, corremos el riesgo de que quede demasiado seco.
A continuación, tomamos el pan, una vez que estemos seguros de que está lo suficientemente empapado y pasamos cada una de las rebanadas sobre un plato con huevo batido y las freímos en una sartén con abundante aceite de oliva. Debes tener cuidado de que el fuego de la sartén no esté demasiado alto, ya que el proceso de cocción es un poco lento y podrías quemar el huevo. En el momento en el que las rebanadas ya estén fritas, tómalas y disponlas sobre un plato cubierto por papel de cocina con el objetivo de que empape los restos de aceite.
Por último, puedes presentar tu postre una vez se haya enfriado con una leve capa de canela y azúcar, aunque también hay quien lo prefiere untado con un poco de miel.