El rítmico rumor de las olas contra los barcos amarrados en el puerto de Cartagena compone la banda sonora que hoy nos acompañará en la lejana travesía hacia los orígenes del celebérrimo café asiático.
Muchos conocerán la existencia de esta dulce bebida espirituosa y otros, agraciados, la disfrutarán con relativa periodicidad. Sin duda, el café asiático emerge como exquisito punto y final para una copiosa y satisfactoria comilona.
Orígenes difusos
El nacimiento del Café Asiático de Cartagena puede situarse de manera aproximada en la primera mitad del siglo XX. El paso del tiempo ha desdibujado la cocina y el cocinero que lo dieron a luz; podemos, no obstante, apuntar los indicios reales de los que tenemos constancia a día de hoy.
Allá por el año 1947, un tradicional local ubicado en el Albujón y regentado por Pedro Conesa Ortega, alias Pedrín, tuvo la brillante idea de mezclar el café de siempre con un poco de leche condensada y añadirle unas gotas de brandy y canela molida. El Bar Pedrín, que así decidió llamar su dueño al local en honor a sí mismo -y con toda la razón-, se vio, en poco tiempo, atestado de fervientes seguidores de su novedosa receta cafetera. Una década después, los valiosos conocimientos de Pedrín pasaron a formar parte de José Rosique, quien se encargó de liderar el barco bajo el ala del primero; finalmente, en los años sesenta, José Rosique hijo, tras la jubilación de Pedro, se encargó de mantener el rumbo del bar hasta la actualidad. De esta manera, el bar Pedrín nos sigue deleitando a día de hoy con la receta del Café Asiático original.
Esta primera aproximación al origen del Café Asiático ha sido la dominante hasta la reciente aparición de un libro en el año 2019, Hostelería antigua de Cartagena y su publicidad. Sus autores, Juan Ignacio Ferrández y Ángel Vicente Roig mantienen, adjuntando pruebas documentales, que, al menos siete años antes de la aparición del café asiático de manos de Pedro Conesa, ya se servía la misma receta en diversos locales del centro histórico de la ciudad portuaria.
Por otro lado, el calificativo de «asiático» también ha dado pie al surgimiento de diversas hipótesis. Este nombre podría venir de la mano de una bebida originaria de una población cercana a Cartagena: el café ruso. Otra teoría afirma que el café original se apellidaba «ruso» porque procedía de las lejanas tierras orientales pero que cambiaron el nombre por «asiático» para eludir las consecuencias políticas que podría traer consigo servir un café relacionado con la Rusia soviética en plena época franquista.
Café Asiático cartagenero como atracción turística
Con la presentación en 2011 de Algunas formas de tomar un asiático, exposición a cargo del pintor Pedro Trillo-Figueroa, se inició todo un ritual en torno al Café Asiático que desembocó en la celebración anual de la Ruta del Asiático, una actividad gastronómica organizada por el Ayuntamiento de Cartagena en la que diversos locales de la ciudad preparan sus propias recetas del famoso café y se las ofrecen a los clientes; de ellos depende tomar la decisión de cuál es el mejor Café Asiático de Cartagena mediante sus votos. Con el fin de propiciar el consumo y alentar el turismo, esta actividad se ha hecho coincidir temporalmente con la Ruta de la Tapa. Ambas experiencias suponen suculentos ingresos para el sector del turismo en la ciudad portuaria.
Lo prometido es deuda…Receta del Café asiático
Ante tamaña presentación de una bebida, no podemos por menos que dejar las indicaciones para prepararlo, tal y como hemos prometido. Si eres un amante del café, toma buena nota de las instrucciones que te presentamos a continuación; sin embargo, antes de ponerte a la tarea, te dejamos unos cuantos consejos: no vayas con prisas, el ingrediente más valioso es el cuidado y el cariño, disfruta de la experiencia y déjate llevar por las fragancias de los protagonistas. por último, toma el primer sorbo en el exterior, ya sea un balcón, una terraza o junto a una ventana abierta. La mezcla de sabores con el aire fresco convertirá al Café Asiático en toda una fiesta para tus sentidos.
Ingredientes
- leche condensada
- canela molida
- coñac
- café
- licor 43 (opcional)
- corteza de limón (opcional)
- granos de café (opcional)
Modo de preparación
Tomamos la leche condensada, la canela y el coñac y los añadimos en una copa de asiático. A continuación vertemos con cuidado el café y emulsionamos hasta que quede bien disuelto todo. Opcionalmente, podemos decorar con granos de café y corteza de limón.
Otro método de preparación consiste en verter café de máquina hasta cubrir los 2/4 de capacidad de una copa de asiático. A continuación, añadimos la leche condensada; en una jarra aparte, incorporamos el coñac, el licor 43, la corteza de limón y flambeamos todo el conjunto. Una vez lo tenemos todo preparado, añadimos la mezcla a la copa de asiático, incorporamos la canela y decoramos con unos cuantos granos de café.
La importancia de la presentación
Desde las altas esferas culinarias se subraya con rotundidad la trascendencia de servir el café en un recipiente adecuado. En los albores del siglo XX, la fábrica de cristal Santa Lucía, que tuvo una importante trayectoria en el barrio cartagenero de Santa Lucía durante todo el siglo XIX hasta 1954, fue la primera en crear una copa para el Café Asiático; con anterioridad se servía en una copa de vermú. Sin embargo, el cristal de este tipo de copa era tan sumamente frágil que se resquebrajaba en el momento de verter el café a altas temperaturas. Así pues, con el propósito en mente de evitar este desagradable problema, se encargó a la empresa Vidur que desarrollase unas copas lo suficientemente sólidas para evitar el colapso térmico.
El paso del tiempo y la popularidad del asiático ha traído consigo recipientes evolucionados de grueso cristal que incorporan unas marcas para facilitar el cálculo de las medidas del café y la leche condensada.
A día de hoy, la empresa José Díaz es la encargada de comercializar 50.000 vasos de excelente cristal belga para contener el Café Asiático y permitir que el estupendo legado cartagenero siga sorprendiendo y deleitando a las nuevas generaciones.